El manejo de cualquier herida que no cicatriza comienza con estos dos pasos: limpieza y desbridamiento. 

Limpieza: Es el paso inicial y se debe realizar en todas las curas. Generalmente se recomienda el uso de suero salino fisiológico a temperatura ambiente para arrastrar los detritus de la herida, bacterias y restos de curas anteriores. La fuerza mecánica ejercida al limpiar y secar la herida debe ser mínima.

Desbridamiento: El desbridamiento es fundamental en el proceso de cicatrización de las heridas. Se produce de forma natural en las heridas con el objetivo de eliminar el tejido no viable (esfacelo y escara; tejido necrótico) para favorecer la cicatrización de la misma.

Existen diferentes métodos de desbridamiento, que podemos combinarlos entre ellos para obtener mejores resultados en nuestras heridas. Sin embargo, se deberá realizar una evaluación holística del paciente para determinar el qué tipo de desbridamiento es más adecuado para nuestro paciente: 

1. Cortante
2. Quirúrgico
3. Enzimático
4. Autolítico
5. Mecánico 
6. Biológico (larval)