Todas las heridas están contaminadas con microbios, sin embargo, estos no proliferan a un nivel que provoque una respuesta del huésped.
Cuando la presencia de microbios es suficiente para producir una respuesta local o sistémica en el huésped se dice que la herida está infectada, por lo tanto, el desarrollo de la infección está influido tanto por la cantidad y virulencia que tengan los microbios como por el sistema de defensa el huésped.
Las etapas del continuo de las infecciones de las heridas son contaminación, colonización, infección local, infección diseminada, infección sistémica y en 2016 se añadió el biofilm.
Los signos sutiles de infección local como hipergranulación, tejido de granulación friable, sangrado, retraso en la cicatrización, etc., frecuentemente aparecen antes de que la herida muestre signos y síntomas clásicos de infección (eritema, calor local, hinchazón, secreción purulenta, dolor, mal olor, etc.). Por lo tanto, existen numerosos casos donde la detección temprana de la infección y su tratamiento dependerá de la detección por parte del profesional sanitario de estos signos sutiles de infección.
La evidencia científica de los últimos años describe la presencia de las biopelículas/biofilms en las heridas. Aproximadamente el 60% de las heridas crónicas presentan biofilm, esto ha provocado una evolución en el manejo de las heridas crónicas, con el fin de tratar y eliminar este biofilm.